EL SILENCIO DE DIOS
Muere en Ti todo cuanto
se recibe,
y solamente en Ti, la verdad vive.
QUEVEDO.
I
Largo es el
camino del amor
y juro que la
lealtad me acompañará.
Me ungiré con
aceite de sabiduría
y me lavaré con
agua de vida.
Me proveeré de
todo alimento del alma.
Las espigas están
granadas
pero «la cizaña
habita entre ellas.»
Estrecho es el
sendero del bien
y ancho el de la
discordia.
El tormento se
apaciguará
cuando las ruedas
del molino
trituren el
último grano de trigo
y el viento de la
maldad
anide en el
desierto.
II
Es evidente que el
sol calienta al oasis
y que el fruto
madura.
También es verdad
que en la justicia
se purifica el
hombre.
Los deseos se
acercan al pecado,
mientras el alma se
eleva.
El justo
atraviesa la adversidad
como el agua
corre por el río.
Nunca vuelve
atrás
y siente su
impotencia al deslizarse.
Así yo, un ser
lleno de imperfecciones,
suplico
clemencia.
Deseo, Dios mío,
que me señales
el verdadero
camino.
III
Es difícil saber
cual es la luz de la verdad
en este tiempo en
que la vanidad te acecha
en cada momento.
Líbrame, Señor,
de caer
en la trampa de
la tentación.
Que mi alma se
purifique
en la hoguera del
sueño.
El jilguero canta
por naturaleza
así como el
hombre ansía el poder.
Haz, Señor, que
yo sólo
ansíe tu gloria
y me bañe en el
mar de los justos.
Sólo así sabrá
quién me guía
y sentiré el gozo
de lo auténtico.
IV
IV
Todo el mundo
puede
meterse en el río
y quedar lavado.
Pero hay algo que
es difícil de limpiar.
Ni un rey es
capaz de hacer llover
con todo su poder
y riquezas.
Porque hay cosas
que no
se adquieren con
oro
y lo que se
consigue es pasajero
como el viento
que no se queda ni detiene.
Solo tú, mi Dios,
quedas para siempre
y haces que
renazca la vida
en lo mas
profundo del ser.
V
Por eso necesito
un poco de tu aliento.
Me alimentaré de
tu soplo divino
y así no sentiré
el vacío eterno
No escupiré
porque la saliva
me puede caer
encima
y se manchará mi
traje nuevo.
No hay sacrificio
sin recompensa.
La vejación es
dura, pero al final
el silencio
estará lleno de paz.
VI
La traición acecha
en cada esquina
y la duda agita
el pulso.
Mas no pienses en
mañana
que todo vendrá
rodado.
Como la flor del
almendro
que se deshoja
para granar el fruto
todo está
escrito.
Para qué
preocuparse.
Sólo me apoyaré
en Ti,
mi verdadero y
único Dios.
VII
Volverá la primavera y el campo estará
preñado de
amapolas.
Pero la envida
paseará entre ellas.
Haz, Señor, que
yo me pasee por el barbecho.
El cantueso y el
tomillo perfumarán
mi corazón,
ansioso de esperanza.
El descanso de
mis sentimientos
reposará en Ti y
sólo así
sentiré la
felicidad tan ansiada.
VIII
La sabiduría hace que el hombre
se encuentre así mismo
La sabiduría hace que el hombre
se encuentre así mismo
y huya de las
pasiones de lo insulso.
Haz, Señor, que
mis sentidos estén alerta
y que no me
invada la soberbia.
Es sabido que
todo será dado por añadidura.
Al principio se
hizo la luz
pero también se
hicieron las tinieblas.
Sólo quiero, Dios
mío, salir de la oscuridad
y encontrar un
venero de agua viva
para sumergirme
en él.
La espera agita
mi corazón
y brota la
impaciencia.
Señor, dame valor
para gritar
antes que el encanto
se desvanezca.
El rastrojo arde
con facilidad.
Haz, mi Dios, que
el fuego de tu amor
arda en mí y dé
sentido a mi vida.
IX
El maligno no
duerme ni un momento.
Así como las
cenizas del orgullo
las aviva el
viento y se hace de nuevo la hoguera.
Esperaré que
venga la aurora
para emprender el
camino.
A veces vacilan
mis pasos desconcertados
pero la fragancia
de tu presencia, oh Dios,
me hace despertar
de mi letargo.
Tenebroso y
desolado es el sendero
del que en Ti no
cree.
Haz, Señor, que
mi fe permanezca
como el murmullo
del mar y no se extinga.
X
No se hace el pan sin levadura.
Yo no quiero, Señor, que a mí me falte
la levadura de tu palabra.
Aunque me agobie
el peso de las sombras
caminaré descalza
sobre las arenas calientes.
No hay mariposas
sin alas
ni luciérnagas
que no alumbren la noche.
Así yo quiero oír
por siempre
el susurro del
viento
y sentir tu
ternura infinita.
XI
Las semillas
están sembradas.
«Algunas se
las comerán los pájaros
y otras caerán en
mala tierra.»
Haz, Señor, que
mis sentimientos estén propicios.
No permitas que
la codicia me domine.
¡Oh Dios mío! que
mis ojos ciegos recobren la vista
y mi alma
sedienta apague la sed.
No quiero
lamentarme. Ni vivir en el silencio.
Cumpliré tus
deseos.
Mi timidez ha
hecho que titubee,
pero están mis
palabras hambrientas de sosiego.
Sólo Tú, mi Dios,
eres único alimento de mi alma
y la tranquilidad
verdadera.
XII
El sentimiento hace
que no seas libre.
No se puede
sentir amor
si tienes rencor
en tu corazón.
Yo quisiera que
la armonía
me envolviera por
siempre.
Líbrame, Señor, de
las tinieblas
y de la duda que
envenena el alma.
Haz que el
secreto de la humildad anide en mí
y haga que me
sienta viva.
Sólo así tendré
la fortaleza para seguir
el largo y pesado
camino.
Que mi espíritu
se libere
de las ataduras
del cautiverio.
Así mi Dios,
viviré en Ti.
XIII
Es pequeño el
fruto concebido,
pero pequeñas son
las motas de polvo
y lo invaden
todo.
Haz, Señor, que mi espíritu
viva limpio.
El remordimiento
es como el polvo
y devora por
dentro.
Dormida se quedó
la esperanza
y las conciencias
se oxidan.
Oh Dios, que mi
alma herida sane
y despierte en la
verdad.
Que oiga tu voz
en la soledad de
mi destino.
XIV
En el camino se
penan
las faltas
cometidas.
Oh, Dios, que mis
pecados
sean
transfigurados.
Protégeme de caer
en el engaño
y del suplicio
del perjuro.
La tolerancia es
el bálsamo
que apacigua la
aspereza de lo injusto.
Haz que sea yo
digna.
Que todo sea
alabanzas
hacia Ti, mi
Señor.
La mentira y la
cobardía
se ocultan entre
las sombras
y la calumnia
crece
como la mala
hierba.
Dios mío, que de
mi boca
sólo salga la
palabra justa.
XV
Caminaré ligero
sin el peso de lo
prohibido.
Me has liberado,
Señor, de las cadenas
de lo absurdo.
La inocencia
permanece
por siempre sin
ataduras.
Quién soy yo, mi
Dios,
sin tu voluntad.
Líbrame de las
garras
del perverso.
Hay tempestad en
mi corazón
y no quiero caer
en el torbellino
de las aguas y
ser arrastrada.
Oh Señor, que mis
labios
no te ofendan.
Dame fuerzas para
renacer en Ti.
Sola estoy, mi
Dios, con tu silencio.
1 comentario:
Ramonita Martinez AMEN!!!! ES HERMOSO EL POEMA HNO.DIOS BENDIGA A SU MADRE!!
El 11 de agosto a la(s) 23:04 · Ya no me gusta · 1
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